Santo DOmingo, 20 de junio de 2022. La compañía ESET, experta detección proactiva de amenazas, considera está el sesgo cognitivo en las informaciones de Internet. Si bien nos permite recordar procesos previamente aprendidos y reconocer situaciones familiares, puede dejarnos susceptibles ante los atajos mentales y puntos ciegos.
En 2018, cuando Larson escribió sobre difundir información errónea, utilizó un término con el que todos nos familiarizamos recientemente: super-spreaders o supercontagiador, al igual que con los virus. Una imagen que explica cómo los trolls en Internet “causan estragos publicando deliberadamente comentarios polémicos e incendiarios”. Pero mientras algunos son solo personas aburridas usando el manto de invisibilidad de internet, otros se dedican a esto como un trabajo, inflamando la opinión pública y perturbando los procesos sociales y políticos. Dos investigadores de Oxford descubrieron varios ejemplos de cómo tanto el gobierno como las empresas privadas administran “tropas cibernéticas organizadas”. Estos batallones de trolls y bots utilizan las redes sociales para moldear las mentes de las personas y amplificar “voces e ideas marginales al inflar el número de likes, compartidos y retweets”.
¿Cómo gestionar el contenido publicado en las plataformas en línea? Facebook, Twitter, Telegram y YouTube han sido criticados por su forma de actuar ante contenido engañoso, con algunos gobiernos que solicitan más responsabilidad e incluso considerando la posibilidad de impulsar la regulación de estos servicios para la difusión de contenido prohibido o ideas falsas y extremistas. En enero de 2022, los sitios web de verificación de hechos de todo el mundo se dirigieron a YouTube con una carta abierta, alertando a la plataforma de video más grande del mundo de la necesidad de tomar medidas decisivas, principalmente “proporcionando contextos y ofreciendo rectificaciones”, en lugar de solamente eliminar el contenido de video. En la carta también se abordaba la necesidad de “actuar contra los reincidentes” y aplicar esos esfuerzos “en idiomas diferentes del inglés”.
Existen las plataformas de verificación de hechos, investigando y evaluando la calidad de la información incluida en una noticia o en una publicación viral en las redes sociales. Sin embargo, incluso estos recursos tienen sus propias limitaciones. La mayoría de estos sitios web siguen un indicador tipo barómetro que va desde “falso” a “mayormente falso”, “mayormente verdadero” a “verdadero”. Del mismo modo, la validez de esta investigación también puede ser desacreditada por aquellos que no ven sus ideas confirmadas.
“La solución estaría en campañas educativas y el diálogo. Y, mientras algunos países tienen buenos resultados en alfabetización digital y educación, otros no. La disparidad es grande, pero todos convergen en el mismo espacio virtual compartido donde no todos quieren dialogar, escuchar o comprometerse realmente. No obstante, tenemos un papel que desempeñar cuando se trata de discernir lo real de lo falso, y en el contexto de una guerra, este trabajo individual adquiere una importancia aún mayor”, comenta André Lameiras, Security Writer de ESET.