
Por Milton Olivo
En Costa del Faro, de Santo Domingo Este, donde el sol nace sobre el Mar Caribe y los barrios respiran esperanza entre el concreto y la brisa marina, está ocurriendo una transformación que no todos han sabido ver con claridad… aún.
Pero los ojos atentos de quienes estudiamos modelos de desarrollo comparado reconocemos cuando se gesta un cambio estructural, y más aún, cuando ese cambio viene liderado por una visión que nos recuerda a las grandes historias de éxito del mundo.
El Pastor Dio Astacio, actual alcalde del municipio Santo Domingo Este, ha venido ejecutando una agenda de gobierno local que muchos ya comparan —no sin razón— con el legendario modelo de transformación de Singapur.
Aquel pequeño país asiático que, bajo el liderazgo visionario de Lee Kuan Yew, dejó atrás la pobreza, la corrupción y el desgobierno para convertirse en una de las economías más prósperas y organizadas del planeta.
Hoy, en la República Dominicana, el espejo de ese modelo empieza a reflejarse en la Costa del Faro, SDE, con la llegada de Dio Astacio al gobierno municipal de SDE. No fue solo el ascenso de un nuevo funcionario. Fue la entrada de una nueva mentalidad: la de un pastor, comunicador, abogado y gestor, que entiende la función pública como una misión de servicio.
Desde el primer día dejó claro que su agenda se fundaría en tres pilares: Transparencia, eficiencia y desarrollo humano. Pero lo que lo distingue no es el discurso —algo común en tiempos de campaña—, sino la ejecución meticulosa, casi obsesiva, con la que ha cumplido esa promesa.
Desde el emblemático municipio de Santo Domingo Este, Costa del Faro; hasta los barrios populares de Los Mina, Villa Faro, y Alma Rosa, la gestión de Dio Astacio ha comenzado a marcar una diferencia. No con grandes anuncios, sino con cambios consistentes.
Ha implementado una política de puertas abiertas, donde los ciudadanos pueden acceder a la alcaldía sin intermediarios. Se han digitalizado los procesos municipales, eliminado «barreras invisibles» y, quizás lo más notable, se ha reducido considerablemente el clientelismo que por años dominó la administración local.
Si hay algo que caracterizó al milagro económico de Singapur fue su cero tolerancia a la corrupción. En Santo Domingo Este, Dio Astacio ha asumido ese principio como columna vertebral de su gobierno municipal.
A través de auditorías internas, rendición de cuentas periódicas, y una política firme contra el nepotismo, ha comenzado a recuperar la confianza ciudadana, algo escaso en muchas demarcaciones del país.
Lo que antes era un ayuntamiento marcado por el caos administrativo, la ineficiencia, y falta de transparencia; hoy muestra signos de eficiencia: contratos públicos claros, licitaciones transparentes, obras que se entregan en los plazos prometidos, compromisos con los pagos según calendario pactado.
Aunque aún hay mucho por hacer, las señales son inequívocas: la cultura del «todo se resuelve» está siendo sustituida por una cultura del «todo se hace bien».
El municipio más poblado de la República Dominicana, Centroamérica y el Caribe, se está convirtiendo en “un laboratorio del futuro”. Proyectos como la regeneración urbana de la Costa del Faro, la recuperación de espacios públicos, y las inversiones en educación técnica, cultura ciudadana, atracción de inversiones, y desarrollo tecnológico, apuntan a un enfoque de desarrollo integral, donde el bienestar del colectivo es el norte operativo de dicha administración.
Pero lo más significativo de esta gestión no está solo en las obras visibles, sino en el cambio de mentalidad que se está sembrando. Dio Astacio ha llevado a cabo una firme lucha contra la cultura de la corrupción interna arrastrada del pasado; instaurando políticas de transparencia que incluyen auditorías, rendición de cuentas periódica y control de gastos públicos.
Esta apuesta recuerda inevitablemente al camino recorrido por Singapur en los años 60, cuando Lee Kuan Yew tomó las riendas de un país empobrecido y subdesarrollado, y lo convirtió en uno de los más prósperos del mundo. Lo logró con disciplina, con visión, y con institucionalidad.
El municipio de Santo Domingo Este, la Costa del Faro, se está convirtiendo, poco a poco, en un laboratorio del futuro. Se promueven inversiones, se impulsa la educación técnica, se fortalece la seguridad ciudadana y se construye ciudadanía desde las bases. La gestión municipal ya no es vista como un simple aparato burocrático, sino como una plataforma desarrollista y modernizadora.
Claro está, el camino no ha sido fácil. Hay resistencias, intereses creados y estructuras que se resisten al cambio. Pero como en todo proceso de transformación profunda, el tiempo será el mejor juez.
Si la visión de Dio Astacio se consolida y logra sostenerse más allá del corto plazo, Santo Domingo Este podría convertirse en un modelo nacional replicable. La República Dominicana necesita referentes. Necesita municipios que funcionen, que inspiren, que demuestren que es posible gobernar con honestidad y eficiencia.
Como Singapur, que un día fue considerado como «demasiado pobres» para aspirar al desarrollo. Hoy, desde una esquina del Caribe, en un municipio costero, se empieza a escribir una historia distinta. La historia de un municipio que entendió que el futuro no se construye con promesas, sino con voluntad, valores y acción.
La visión operativa del Pastor Dio Astacio, que podemos sintetizar en el lema: Sí Singapur pudo, ¿por qué no nosotros? Abre un portal inconmensurable de oportunidades y esperanza para los jóvenes y toda la población de Santo Domingo Este y del país.
El autor es escritor y analista político.